miércoles, 21 de abril de 2010

Benito Juarez García




Para Oaxaca rincón del mundo.


Por Yelitza R. Rangel.



En el devenir de la vida, han existido historias liberales y conservadoras, han existido héroes y semiheroes, han existido dioses y semidioses, han existido personajes y hombres, ha existido el poder y la forma de ejercerlo, ha existido la miseria y la forma de afrontarla, ha existido la gloria y la forma de asimilarla, pero también ha existido algo de que nadie ha sido excluyente y son dos cosas los ojos del mundo y el fallo inapelable de la historia.

Para hablar de Benito Juárez, el forjador de un nuevo y mejor país, debemos mostrar las dos posturas; el venerado por los liberales o el excomulgado por los conservadores, al Juárez hombre indígena que se convirtió en paradigma para los países de avanzada, o al Juárez hombre de defectos y virtudes que a mediados del siglo XIX tuvo la difícil tarea de gobernar un país convulsionado. Para entender al forjador de un nuevo y mejor país, vamos a mencionar los ejes centrales que forman la columna vertebral de su obra, su vida, su política, y su aportación como prócer de la historia.
Hablar de la vida de Benito Juárez es regresar a la sierra del ixtlan y a los años 1812, año en que Juárez llega a Oaxaca al lado de su protector don Antonio Salanueva encuadernador y de la orden franciscana con él aprendió a leer latín y filosofía e ingreso al instituto de ciencias y artes graduándose de abogado en 1834. Durante su formación estableció sus primeras bases para definir el rumbo de su política que forjo en tres vertientes libertad, igualdad y fraternidad, los cuales fueron pilares en los distintos cargos públicos que ocupo, durante los gobiernos de Juan N. Álvarez e Ignacio Comonfort, desarrollando una labor legislativa que en 1857 nace con la promulgación de la constitución donde se organiza un país con la forma de republica representativa y democrática federal en la cual se declaran los derechos del hombre y las garantías de libertad, igualdad, seguridad y propiedad donde tres leyes de reforma toman vital importancia la ley lerdo, ley iglesias y la ley Juárez. Benito Juárez fue un hombre preocupado por la desigualdad y la falta de instrucción a su pueblo, aquel que defendió la soberanía nacional a manos de Maximiliano y el ejercito francés, mostrando la dureza de su política exterior al no ceder a las suplicas de la emperatriz Carlota. Benito Juárez tuvo constante ocupación por la fraternidad de los pueblos sin importarle sin eran indios o mestizos en un momento de la historia donde no había patria que gobernar, donde la ruta de su carruaje recorría los caminos de una tierra que tenia como manto protector una bandera y una constitución que se aferraba a los brazos de Juárez para no ser olvidada en los recónditos pasajes que su apóstol transitaba.
Benito Juárez llega a la presidencia en 1858 con un gobierno errante de puerto en puerto de exilio en exilio; a decir de Emilio Castelar: “si fue grande el heroísmo de Linconl no es menos grande el heroísmo de Juárez”. Eje central de su política fue instalar su gobierno en Veracruz y en 1859 promulga las últimas cinco leyes de reforma: ley de nacionalización de los bienes del clero, ley de matrimonio civil, ley de registro civil, ley de exclaustración de monjas y frailes, ley de libertad de cultos dando al cesar lo que del cesar y a dios lo que es de dios. El mayor acierto de Benito Juárez en el eje rector de su política fue vivir el mismo tiempo y compartir el viento con los reformadores mas destacadas de su época.
Benito Juárez el forjador de un nuevo y mejor país, jamás imagino que sería considerado como un prócer de la historia, por el paradigma del indio ladino que llego a convertirse en el hombre modelo de todos los tiempos en la historia nacional, y hoy que bajamos a Juárez del santuario liberal en que lo ha subido la historia de bronce, podemos entender que es un hombre que la patria entrego al mundo, verbigracia el pronunciamiento del congreso de Colombia al nombrarlo benemérito de las americas. Un hombre que fue promotor del derecho internacional y de la no intervención, testigo presencial del nacimiento de la republica, trazando las líneas de la política exterior. Declara una moratoria para la deuda, reanudando las relaciones rotas si las potencias afectadas manifestaban su deseo de renovarlas sobre una base de estricta igualdad, México fue entonces ejemplo de soberanía y dignidad. Para ser congruente con los ejes rectores de su gobierno a decir de Justo Sierra en la biografía Juárez su obra y su tiempo.

Como lo menciono Ignacio Manuel Altamirano, Juárez fue el ejecutor de la segunda independencia, ahí es donde se basa la tesis del forjador de un nuevo y mejor país, que iniciaron los liberales y que Juárez y los reformadores forjaron hasta nuestro tiempo. Tiempo que hasta el día de hoy muestra una política exterior ciega donde vuelve a imperar la fuerza sobre el derecho y la autonomía de los pueblos, cuando nuestra política exterior se sujeta a los poderes imperiales y olvida nuestras responsabilidades, una política que es totalmente distinta a la política visionaria de Juárez, a la manera de Carlos Monsiváis, "Juárez es un vencedor insólito, mucho más un contemporáneo de vanguardia que un precursor”, hoy se nos considera en la esfera diplomática un apéndice de la política extranjera, y los discursos se vuelven mudos y los apuntes de flor y látigo de Andrés Henestrosa se pierden entre los hombres que disperso la danza.

Juárez como forjador de un nuevo y mejor país se posa frente al elenco de héroes que solo son recordados en ceremonia de conmemoración y no en las calles donde se les debe realizar el homenaje merecido, Juárez hombre que sembró en los campos el maíz de libertad y a decir de Jesús Urueta se convirtió en un pensamiento inmortal pues polvo que piensa no vuelve al polvo. Y al compás del himno oaxaqueño del dios nunca muere, Benito Juárez tampoco a muerto y sigue caminando en las calles, sigue en las barrancas, en los caminos que hizo arriba de su carruaje. Como retrata Horacio Zúñiga en su libro ideas, imágenes y palabras cuando nos dice que la verdad era originaria de los que habían vivido la bella aventura de la defensa de la patria y esa fue la aventura que emprendió Benito Juárez para forjar un nuevo y mejor país.

Para buscar el camino de reestructuración de un nuevo país debemos comenzar por respetar la soberanía de una patria que no termina de consumarse, y vestirnos de los ideales juaristas para tomar el surco y rescatar al campo derecho consagrado en el articulo 27, hacer valer la igualdad consagrado en el 4 y la libertad de exigir con el derecho de petición en el 8 y de proponer, garantía que establece la constitución, las soluciones prudentes para un México en el que no hay otra libertad y seguridad para muchos mexicanos que es la de morirse de hambre. Para dictar una sentencia que nos condene a cumplir el apotegma del “respeto al derecho ajeno es la paz”.

Y así recordando al poeta Amado Nervo en los versos de la raza de bronce: Señor, alma de luz, cuerpo de bronce. Soy una chispa; ¡enséñame a ser lumbre! Soy un gujarro; ¡enséñame a ser cumbre! Soy una linfa: ¡enséñame a ser río! Soy un harapo: ¡enséñame a ser gala! Soy una pluma: ¡enséñame a ser ala, y que Dios te bendiga, padre mío!.

7 comentarios:

  1. excelente articulo, se ve tu vocacion de escritora

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  2. NO ME GUSTO POR QUE NISIQUIERA LO LEI

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  3. Me encanto tu escrito pero me hubiera gustado leer algo sobre la politica extranjera.
    Muy bien documentado
    gracias

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  4. felicidades en realidad me gusto y esta bien documentado, las personas que realizan otro tipo de comentario es que carecen de cultura, gracias por la informacion

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