martes, 13 de abril de 2010

José Vasconcelos


Para la generación Vasconcelista.
No podríamos entender a la figura del maestro de América, José Vasconcelos si sólo hacemos un bosquejo de sus años y de su obra. Por ello debemos sumergirnos en un profundo análisis para comprender las formas de un hombre que vivió el principio del renacimiento pero también del oscurantismo de una nación moderna que se convulsionaba a principios del siglo XX. Para entender a José Vasconcelos es necesario postrarlo en todas sus vertientes, en la columna vertebral de su vida y obra como: educador, escritor, filósofo y político.

Mencionar pasajes de la vida de José Vasconcelos es llegar a Oaxaca en los años de 1882, aunque haya vivido en distintos sitios a lo largo de su infancia debido al trabajo de su padre. Fue la estancia en México la que marcaría el rumbo a seguir de José Vasconcelos, cuando al ingresar a la escuela nacional preparatoria cambiara su perspectiva acerca de la vida publica del México de los años XX, que lo llevo a decidirse por la profesión de abogado ingresando a la escuela nacional de jurisprudencia.

José Vasconcelos el educador, se forjo fuera de los cargos públicos que ocupo en la administración de los distintos gobiernos de Obregón o Carranza, su labor fue en beneficio de los sectores populares, donde organizó la primera campaña contra el analfabetismo de que se tiene memoria en México, implantó las misiones culturales y abrió bibliotecas en tiempos en los que fundar una en un pueblo pequeño y apartado parecía tener tanto significado como levantar una iglesia y poner en su cúpula los libros. En el ámbito de las artes, apoyó a artistas destacados y fomentó la pintura mural mexicana a través de pintores como Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Roberto Montenegro. Creó el primer sistema de bibliotecas, entre las cuales destacan las populares, destinadas a obreros y público en general, con el propósito de que llegaran los libros a los rincones más apartados. Editó una serie de clásicos de la literatura universal de igual forma invitó a trabajar en el país a los educadores Gabriela Mistral y Pedro Henríquez Ureña, impulso las misiones rurales, y creó la Orquesta Sinfónica Nacional. Organizando a la perfección un modelo arquitectónico de la educación en México que nos elevara a un rango de país elevado civilizado y culto. Uno de los principales propósitos de Vasconcelos como educador se ve reflejado en el lema de la Universidad Nacional Autónoma de México, “por mi raza hablara el espíritu” que es el resumen de la ideología que Vasconcelos propone al hacer de Latinoamérica el centro de la gran síntesis humana, al sentir la cultura mestiza como base del concepto de mexicanidad pretendiendo significar que despertábamos de una larga noche de opresión. Pero el esplendor de Vasconcelos como educador se da cuando se funda el ateneo de la juventud institución que presidio y renombró bajo el denominativo de Ateneo de México, donde compartió espacio con Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso, Alfonso Reyes y otros destacados intelectuales y literatos que dieron lumbre al fuego de un movimiento social basado en la conciencia.
José Vasconcelos el escritor, es la columna que más estimo de este hombre, por la armonía consumada en su obra pese a las distintas disciplinas a las que rendía tributo, Su Ulises criollo, obra maestra queda como el testimonio fehaciente, de las fallas y de los aciertos que registra la historia, de la voluntad misma del mexicano. Hay en la prosa misma de Vasconcelos el reflejo de ese estado social de lucha, la descripción de los adjetivos, sus verbos y sustantivos conjugados en las obras que le sucedieron a Ulises criollo, la tormenta, el desastre y el proconsulado. Siendo La flama su obra póstuma porque su flama interna no se había extinguido, estaba hecha de ira por el despojo del 29. Decía Octavio Paz que José Vasconcelos era el mexicano mayor del siglo XX. Y a si lo consumo en su obra más representativa: la raza cósmica donde conjuga su percepción ideal de una humanidad.
José Vasconcelos el filosofo, el hombre que escribía de la metafísica prefirió ser un filosofo en el estricto sentido platónico. Para Vasconcelos, la tarea de la filosofía consiste en coordinar todas las esferas del ser y todas las facultades del yo, para conseguir una suprema unidad, que ya no es el logos, sino armonía. En su ensayo La Sinfonía como forma literaria, mostró por primera vez la tesis de que el arte supone la combinación de elementos heterogéneos que se coordinan en forma no intelectual, sino armónica y estética, a fin de producir efectos de conjunto, que son perfectamente inteligibles y además sensibles y que no tienen nada que ver con las conclusiones lógicas de la mente, tesis que a la manera del poeta Elliot coincide con la idea de la belleza y se ve plasmada en sus Cuartetos.
José vasconcelos el político, es la arista más lacerada de este hombre, su participación en la vida política del país, coincide con momentos históricos fundamentales en la conformación de nuestra identidad nacional, en 1929 fue postulado a la Presidencia de la República por el Partido Nacional Antireeleccionista. Ganó la simpatía popular, sobresaliendo el apoyo estudiantil, apoyo otorgado por una generación que florecía en las bases de la educación y cultura, los jóvenes que se sumaron a la compaña de Vasconcelos tenían la confianza en la reestructuración de un estado de derecho, y en esa tesitura y bajo el apoyo de Antonieta Rivas Mercado nace la generación Vasconcelista integrada por Octavio Medellín Ostos, Juan Bustillos, Mauricio y Vicente Magdaleno, Adolfo López Mateos y Andrés Henestrosa, todos jóvenes que se distinguieron con el paso del tiempo, en la vida política, intelectual y literaria del país. Sin embargo, el triunfo fue para el candidato oficial Pascual Ortiz Rubio, en una de las primeras sombras de fraude electoral documentadas en México. Y que devasto los ánimos de José Vasconcelos dando como resultado que proclamara el Plan de Guaymas, que le valió la cárcel. Y tras recuperar la libertad, volvió al exilio europeo. A decir de Joaquín Cárdenas Noriega, Vasconcelos era un hombre de progreso, justicia social y dignidad humana, libre de personalismos y de charlatanería demagógica. Por ello su desconfianza a la actividad política de su tiempo.
José vasconcelos calderón atravesó la revolución a caballo a pie, entre los discurso mas fervientes hasta las misiones culturales que expandió por la nación, donde hizo responsable a los gobiernos pasados de haber acabado con la enseñanza y el cultivo de las humanidades en la que apenas logramos corregir yendo a buscar las eternas fuentes del espíritu griego. Y en esto baso la tesis de mi discurso, en la terrible paradoja que existe entre los tiempos de 1929 y los nuestros, ahora cuando estamos siendo lapidados con una educación que pretende borrar de los libros, las paginas de nuestra historia a la manera de los hombres que disperso la danza a decir de Henestrosa, una historia que menciona a José vasconcelos como precursor de nuestra educación pero que se rehúsa a darle la importancia. José Vasconcelos su vida y obra, son como una novela de Homero escrita en verso, pero en versos que cantaban angustias, una angustia por destruir la ignorancia de un país. Y todo se resume en el hermoso manifiesto que José vasconcelos dicta a la nación envuelto en su enardecida oratoria señala: que es la hora del destino la que vuelve a ofrendarnos una ocasión salvadora. Y es esa misma hora la que dejemos que habite en nuestro cuerpo y que resucite en nosotros la imagen de Ulises Criollo que hoy, hoy en nuestro tiempo tiene más vigencia que nunca.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cuartetos